¿A QUIÉN ESTOY MIRANDO?
Gota: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.” Filipenses 3:14
La vida cristiana es como una carrera. … el premio. Los ganadores de las carreras olímpicas recibían una corona de hojas de olivo y a veces dinero en efectivo, el cristiano recibe el premio de la gloria eterna, celestial. Las máximas aspiraciones del apóstol Pablo no se hallaban en esta vida, sino en el cielo, porque allí está Cristo.
Cierto día cuando visitaba el colegio donde estudia mi hijo Luis, él se encontraba en su clase de deportes, estaban corriendo alrededor del campo y al verme trató de saludarme lo que le llevó a desviar la mirada de la meta y desviarse un poco de la ruta trazada para correr, esto le ocasionó un llamado de atención de parte de su profesor.
Observé que mientras el profesor hablaba con él, permanecía callado mirándole y movía su cabeza afirmando lo que este le decía, luego el maestro extendió su mano hacia él en un acto de aprobación, Luis volvió a mirar hacia donde yo estaba y me saludó con su pequeña manita. Su maestro le preguntó algo y luego me saludó.
Un corredor cuando está en una competencia no mira al público ni a los otros competidores ni siquiera a sí mismo, su mirada debe estar puesta en la meta final. En nuestra vida como creyentes debemos aprender a enfocar nuestra mirada en las cosas de Dios, debemos dejar de mirar aquellas cosas que nos distraen y desvían nuestra mirada de Dios. No podemos estar mirando en ambas direcciones, Santiago dice: pues quienes titubean son inconstantes en todo lo que hacen. (1:8)
Valor: ¿En donde tiene usted puesta su mirada hoy? ¿Hay alguna situación, persona, trabajo, filosofía, compromiso que le está desviando de la comunión con Dios? Le ruego en el nombre del Señor que tome un tiempo durante este día y estudie Filipenses 3. Ponga su mirada en Cristo.
¡Dios le bendiga!
Apreciad@ lector, las verdades que enseñamos aquí están fundamentadas en los principios bíblicos, estas verdades se hacen reales en nuestras vidas cuando damos entrada en nuestro corazón al Señor Jesucristo mediante una simple oración con fe. Te invito a hacer esta oración:
"Señor Jesús, reconozco y te confieso mis pecados, te pido perdón por cada uno de ellos,
te entrego mi vida y te acepto como mi único y suficiente Salvador, escribe mi nombre en el libro de vida" Amén.
Déjanos tu comentario! Si gustas haznos saber sobre esta oración que has hecho. Contáctanos! :)
Por Ramón Tovar
Síguemnos en https://www.facebook.com/gotasde.valor
Twitter: @gotasdevalor1
Email: gotasdevalor@gmail.com
Comentarios
Publicar un comentario